martes, 21 de febrero de 2023

RACISMO EN EL CASTELLANO: CÓMO LAS PALABRAS DISCRIMINAN

 


Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico: se ingieren sin que se noten, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, se produce la reacción tóxica. - Victor Klemperer (1947)

LENGUAJE COMO REFLEJO DE UNA CULTURA

El lenguaje es más que simplemente comunicar una información, tiene la capacidad de moldear y formar la conciencia individual y colectiva, como anotaba el filósofo alemán Wilhelm von Humboldt (1767 – 1835). Por tanto, según este autor, cada cultura y comunidad lingüística tiene su propia forma única de representar y entender la realidad a través del lenguaje.

Asimismo, Susan Arndt (2022) advierte que gran parte de los conocimientos y creencias racistas se manifiestan de forma muy concreta a través de las palabras.

La creación de marcos referenciales y la asociación de connotaciones negativas a los términos empleados para designar a ciertos colectivos refuerza la violencia y agresión contra los mismos. Se trata del ‘poder simbólico’ que genera ‘realidades simbólicas’. Los mensajes son hechos simbólicos que transportan un contenido ideológico (Blanco, 2020). 

Cuando el lenguaje se utiliza como un conjunto de signos que crea concepciones sobre la imagen de alguien de manera despectiva, se convierte en un arma verbal tan potente que desde que naces hasta que mueres la manera en la que la sociedad te señala está prescrita. - Cynthia García (2020)

El paradigma “modernidad/colonialidad” ocasiona un marco constitutivo de la percepción de “colonizador/colonizado” que establece una estructura de poder. Como resultado, la racialización es un proceso de deshumanización de larga duración (Veronelli, 2015: 40).

El lenguaje cotidiano refleja los valores de nuestra sociedad. Los prejuicios contra cualquier grupo social que se siente desfavorecido, perseguido o proscrito en algún momento de la historia, por razón de su sexo, etnia, o cualquier otro factor, inmediatamente pasan al lenguaje cargando de connotaciones negativas los términos empleados para designarlos (Swartch Lorenzo, 2014).

COLONIALISMO LINGÜÍSTICO

El poder español ha protagonizado varios 'epistemicidios', es decir, ha destruido el sistema de saberes y conocimientos de una etnia (o varias) a través del genocidio de su lengua ('glotofagia'), con el fin de asimilar estas a una cosmovisión europea.

Araque (2005) repasa Lingüística y Colonialismo, obra de Jean-Louis Calvet publicada en 1974, en la que se detalla el término ‘glotofagia’. Este se utiliza para designar el proceso político-social mediante el cual la lengua de una determinada cultura desaparece parcial o totalmente, víctima de la influencia, en mayor parte directa y coercitiva, de otra cultura.

Grosfoguel (2013; citado en Ríos, 2020) recoge 4 genocidios, que fueron al mismo tiempo formas de epistemicidio y parte constitutiva del privilegio epistémico de los hombres occidentales:

  • contra lxs musulmanxs y lxs judíxs en la conquista de Al-Ándalus en nombre de la “pureza de sangre”;
  • contra los pueblos indígenas primero en el continente americano y luego lxs aborígenes en Asia;
  • contra lxs africanxs con el comercio de cautivos y su esclavización en el continente americano;
  • contra las mujeres que practicaban y transmitían el conocimiento indoeuropeo en Europa, quienes fueron quemadas vivas acusadas de brujas.

Además, Pastora Filigrana (2019; citada en Ríos, 2020) denuncia que la comunidad gitana del reino de España es la única de Europa que no preserva la lengua propia, el romanó, debido a los siglos de persecución.

Calvet asegura que la teoría lingüística sustentaba las acciones colonialistas, así sitúa el análisis de la relación de las lenguas en el período colonial dentro del ámbito político e ideológico. En consecuencia, la lengua dominante se convierte en un instrumento de opresión (Araque, 2005).

CONSTRUCCIÓN DE LA RAZA A TRAVÉS DEL LENGUAJE

En 1492 con la expulsión de los judíos y el proceso de racialización hacia los moriscos en Andalucía, preludio a las políticas de racialización en América, termina un periodo de intercambio cultural cuyos máximos exponentes fueron los centros de traducciones (Ríos, 2020).

Susan Arndt (2022) explica que el concepto de ‘raza’ se propagó para justiciar las prácticas coloniales. Todo se reducía a la idea de que los blancos eran los únicos capaces de progresar, los únicos con razón y cultura, señala la autora alemana. Los europeos colonizaran la naturaleza y colonizaran a las personas que vivían en ella... Así se construyó un sistema racista, explica Arndt. Después de la II Guerra Mundial, el colonialismo se convirtió en un sistema político que hizo que la gente percibiera a las personas en función del color de su piel, lo quisieran o no (Gopalakrishhan, 2022).

La raza, religión y lengua fueron los puntos clave para la construcción de la alteridad y ‘otrorización’ de los habitantes de Abya Yala (Ríos, 2020).

Abya Yala significa ‘tierra madura, viva, en florecimiento’. Los guna, un pueblo originario de Colombia y Panamá, llamaban así al lugar que habitaban. En la actualidad muchos pueblos indígenas lo prefieren como nombre oficial del continente, en contraste con el nombre extranjero América, que proviene del explorador italiano del siglo XVI Américo Vespucio.

Por un lado, se relaciona el lenguaje y la humanidad; humanidad que dependerá de la utilización de letras y de una particular manera de vestir. Las poblaciones indígenas carecían de ambos requisitos, por tanto, se les iguala con bestias. Sin embargo, como explica Veronelli (2015), se debe entender una distinción entre un ser sin-lenguaje y un ser comunicador simple. Los indígenas van más allá de repetir sonidos o practicar lo que está inscripto en su ADN; la comunicación simple que practican revela un grado de conciencia e incluso de autoconciencia.

Para entender los aspectos lingüísticos de la colonialidad es fundamental conocer la lógica jerárquica sobre las lenguas que, desde un profundo etnocentrismo y el concepto imperial de la lengua como símbolo de dominio político, ponen en marcha los Reyes Católicos (Gopalakrishnan, 2022). Es significativo cómo el propio Colón en su Diario del Primer Viaje (citado en Veronelli, 2015) niega el estatus de lenguaje a lo que escucha a los indígenas.

Elio Antonio de Nebrija publicó en 1492 la Gramática de la lengua castellana ya que, en la época, solo las lenguas con gramáticas eran portadoras de conocimiento (verdadero). Al mismo tiempo, el castellano se elige lengua para unificar el imperio español. Esto convierte el estatus de la lengua en un asunto político. El castellano se dota de un estatus de 'superioridad' frente a las lenguas 'vulgares, bárbaras e indígenas' (Veronelli, 2015).

La colonialidad del lenguaje se refiere a un proceso de racialización de poblaciones colonizadas en tanto agentes comunicativos (es decir, en tanto interlocutores posibles) que comienza con la Conquista de América y que continuaría hasta hoy (Veronelli, 2015: 35). Las poblaciones colonizadas y esclavizadas son deshumanizadas, y por consiguiente se desprecian sus lenguajes y maneras sociales de dar sentido, interpretadas como expresiones de su ‘naturaleza’ inferior.

La dicotomía “modernidad/ colonialidad” muestra cómo la colonialidad es el lado oscuro, escondido e invisibilizado del capitalismo global-eurocentrado (Mignolo, 2007: 17; citado en Veronelli, 2015). Se crea un paradigma que equipara las poblaciones colonizadas como no-humanos o menos que humanos que inicia un proceso de deshumanización de estas poblaciones.

La colonialidad del lenguaje, como la del poder, queda reflejada en las políticas lingüísticas (Ríos, 2020). El eslogan de la Real Academia de la Lengua, creada en 1713: 'Limpia, fija y da esplendor' nos permite intuir la orientación de sus funciones en el mantenimiento de esa ‘norma lingüística’. Además, identidad nacional se entrecruza con identidad lingüística ya que el Instituto Cervantes, entre otras funciones, lleva a cabo los exámenes del nivel de español A2; requisito lingüístico indispensable para la obtención de la nacionalidad, (Ríos, 2020).

De acuerdo con el Principio de Cooperación propuesto por Paul Grice (1913 – 1988), sin voluntad de entenderse es imposible una comunicación eficaz. Colón no ve a los habitantes de Abya Yala como interlocutores sino como esclavos (Veronelli, 2015). Al describir los colonizadores a los colonizados como seres no humanos o menos que humanos, se convierten en seres sin capacidad de establecer una comunicación dialógica racional, es decir, sin un lenguaje 'real' (Veronelli, 2015).

EJEMPLOS DE RACISMO EN EL LENGUAJE ESPAÑOL

En castellano existen numerosas expresiones coloquiales y habituales que son racistas:

  • “Te han engañado como a un chino”;
  • “Parecemos indios hablando así”;
  • “Pareces un gitano así vestido”;
  • “No hay moros en la costa”;
  • “Es un trabajo de chinos”;
  • “Voy al moro”, “voy al paki” o “voy al chino”.

Es especialmente significativo el caso del lenguaje utilizado para referirse a la población de piel negra. Un estudio de 1969 sobre la lengua inglesa que comparaba los sinónimos de white (“blanco”) y black (“negro”) que aparecen en un diccionario de sinónimos llegó a la conclusión de que whiteness (‘blancura’) tiene 134 sinónimos, de los cuales 44 tienen una connotación favorable y sólo 10 tienen un matiz ligeramente negativo. Sin embargo, en relación con la palabra blackness (‘negrura’), que tiene 120 sinónimos, 60 son claramente desfavorables y ninguno de ellos es ni siquiera ligeramente positivo (Swartch Lorenzo, 2014). De igual modo, en el castellano hay multitud de expresiones que relacionan el negro con algo malo, por ejemplo: “tener la negra”, “me tienes negra”, “mercado negro”, “dinero negro”, “gato negro”, “mano negra”, “oveja negra” y, entre otras, “magia negra”, malvada.

En 2013, se crea el Portal de la Educación Intercultural que impulsó la campaña “Borremos el racismo del lenguaje”, una petición formal para la Real Académica Española cuyo objetivo era eliminar la expresión ‘trabajar como un negro’ del diccionario. ‘Negro’ siempre aparece asociado a connotaciones negativas en el diccionario de la RAE, por ejemplo, significados como “muy sucio”, “infeliz, infausto y desventurado” o “muy enfadado o irritado” (García, 2020).

Swartch Lorenzo (2014) apunta otras expresiones como ‘negro literario’ para designar un trabajo cuya autoría no se conoce. En comparación con los angloparlantes que optan por el término ghost-writer (‘escritor fantasma’). Esta asociación proviene de la relación de la expresión ‘trabaja como un negro’ con ‘como un esclavo’.

Barraycoa (2001) ejemplificaba la correlación política que arrastra un problema racial tomando como ejemplo Estados Unidos. Al principio el término para referirse a las personas negras era ‘gente de color’, que fue sustituido por ‘negroes’. Pronto ese término fue utilizado de forma despectiva y se propuso ‘blacks’. De nuevo, fue tomado despectivamente y se propuso ‘personas de color’. Por último, hoy, la denominación más correcta es ‘afroamericanos’.

Esta calificación fue popularizada por la autora Toni Morrison (1931 – 2019) ya que esta expresión proporciona referencias etno-históricas positivas, evocando al orgullo del origen africano de sus antepasados. Asimismo, se proponen las expresiones “cubanoamericano”, “latinoamericano”, “mexicanoamericano” … Sin embargo, de acuerdo con Swartch Lorenzo (2014) esta aplicación solo se puede encontrar en el contexto norteamericano.

La expresión ‘gente de color’ no especifica los componentes de la identidad y de hecho puede combinar muchas formas de violencia dentro de un alcance general. Por ejemplo, mis experiencias como una mujer negra de piel clara no es lo mismo que una persona de color blanca que no es negra (Shackelford, A., 2022).

Por otro lado, ‘n*igga’, deriva de ‘nigger’, fue una palabra utilizada en Estados Unidos por los blancos para referirse a las personas esclavizadas durante el siglo XIX. “Era un insulto racial que pretendía deshumanizar a los esclavos y estereotiparlos como ignorantes, sucios, vagos, asesinos…etc.” (García, 2022). En el documental The N Word (2004) muchos actores/actrices y artistas afroamericanos, como el actor Samuel L. Jackson, cuentan que eran señalados/as o perseguidos/as después del colegio por otros niños y niñas que les repetían esta palabra utilizándola como un arma verbal contra ellos/as. La cultura del hip-hop de los años 90, que incluye la palabra de manera frecuente en sus canciones, conlleva un nuevo debate que el uso que las personas blancas, que no han sido oprimidas por ella, hacen de ella borra todo su poso histórico (García, 2022).

No obstante, García (2022) asegura que prohibir la palabra no es la solución que invisibilizaría la opresión sufrida durante siglos. Propone la necesidad de educar y no olvidar de dónde viene y por qué varias personas defienden que no se debe utilizar en cualquier contexto.

Arndt (2022) afirma “las prohibiciones lingüísticas no nos sirven porque, aunque no se digan las expresiones, la gente no reflexiona, ni cambia las imágenes interiorizadas. No conducen a un cambio en las estructuras de poder". Shackelford (2022) niega que los esfuerzos de “inclusión” aborden la base del problema. Asimismo, Hall (2015) piensa que no debemos equivocarnos y creer “que las cosas se desvanecen nada más con etiquetarlas”. El “nominalismo” extremo como la creencia de que basta con llamar las cosas de una manera diferente para que estas dejen de existir.

SUPUESTAS PALABRAS “ANTIRRACISTAS”

En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre el poder discriminatorio del lenguaje y han surgido palabras “antirracistas”, sin embargo, esas palabras “se utilizan como herramientas reductoras de daños para mantener el poder y al mismo tiempo elevar nuestra práctica cultural y política de silenciar, apagar y mantener en secreto la violencia nombrada en torno al racismo” (Shackelford, 2022). Algunas de las palabras sobre las que la escritora incita a reflexionar son ‘diversidad’, ‘igualdad’, ‘privilegio blanco’, ‘minorías’ y ‘caridad’.

El término ‘diversidad’ no garantiza un verdadero cambio e invisibiliza la violencia dentro de las instituciones. La interseccionalidad que implican las identidades de las personas exige una superación de los sistemas de poder opresivos ligados al capitalismo supremacista blanco. El simple hecho de ser autoconsciente o expresar el beneficio de ser blanco no es suficiente, el impacto proviene de utilizar ese privilegio para reconocer a quien sufre, muere y permanece silenciado por ese mismo privilegio. El concepto de ‘minorías’ conlleva rebajar a los colectivos que no son definidos en sociedad como “normales”, además evoca a las injusticias históricas y sistemáticas que estas personas han sufrido (Shackelford, 2022).

Del mismo modo, George Orwell señalaba en su libro La política y el lenguaje inglés (1946) la capacidad de la clase dirigente inglesa para, a través del lenguaje, transformar la impresión de la realidad, sin variar la misma (Barraycoa, 2001).