Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de
arsénico: se ingieren sin que se noten, parecen no tener efecto y, después de
un tiempo, se produce la reacción tóxica. - Victor Klemperer (1947)
LENGUAJE COMO REFLEJO DE UNA CULTURA
El lenguaje es más que simplemente comunicar una
información, tiene la capacidad de moldear y formar la conciencia individual y
colectiva, como anotaba el filósofo alemán Wilhelm von Humboldt (1767 – 1835).
Por tanto, según este autor, cada cultura y comunidad lingüística tiene su
propia forma única de representar y entender la realidad a través del lenguaje.
Asimismo, Susan Arndt (2022) advierte que gran parte de los
conocimientos y creencias racistas se manifiestan de forma muy concreta a
través de las palabras.
La creación de marcos referenciales y la asociación de connotaciones negativas a los términos empleados para designar a ciertos colectivos refuerza la violencia y agresión contra los mismos. Se trata del ‘poder simbólico’ que genera ‘realidades simbólicas’. Los mensajes son hechos simbólicos que transportan un contenido ideológico (Blanco, 2020).
Cuando el lenguaje se utiliza como un conjunto de signos que crea concepciones sobre la imagen de alguien de manera despectiva, se convierte en un arma verbal tan potente que desde que naces hasta que mueres la manera en la que la sociedad te señala está prescrita. - Cynthia García (2020)
El paradigma
“modernidad/colonialidad” ocasiona un marco constitutivo de la percepción de
“colonizador/colonizado” que establece una estructura de poder. Como resultado,
la racialización es un proceso de deshumanización de larga duración (Veronelli, 2015: 40).
El lenguaje cotidiano refleja los valores de nuestra
sociedad. Los prejuicios contra cualquier grupo social que se siente
desfavorecido, perseguido o proscrito en algún momento de la historia, por
razón de su sexo, etnia, o cualquier otro factor, inmediatamente pasan al
lenguaje cargando de connotaciones negativas los términos empleados para
designarlos (Swartch Lorenzo, 2014).
COLONIALISMO LINGÜÍSTICO
El poder español ha protagonizado varios 'epistemicidios', es
decir, ha destruido el sistema de saberes y conocimientos de una etnia (o
varias) a través del genocidio de su lengua ('glotofagia'), con el fin de
asimilar estas a una cosmovisión europea.
Araque (2005) repasa Lingüística y Colonialismo, obra de
Jean-Louis Calvet publicada en 1974, en la que se detalla el término ‘glotofagia’.
Este se utiliza para designar el proceso político-social mediante el cual la
lengua de una determinada cultura desaparece parcial o totalmente, víctima de
la influencia, en mayor parte directa y coercitiva, de otra cultura.
Grosfoguel (2013; citado en Ríos, 2020) recoge 4 genocidios,
que fueron al mismo tiempo formas de epistemicidio y parte constitutiva del
privilegio epistémico de los hombres occidentales:
- contra lxs musulmanxs y lxs judíxs en la conquista de Al-Ándalus en nombre de la “pureza de sangre”;
- contra los pueblos indígenas primero en el continente americano y luego lxs aborígenes en Asia;
- contra lxs africanxs con el comercio de cautivos y su esclavización en el continente americano;
- contra las mujeres que practicaban y transmitían el conocimiento indoeuropeo en Europa, quienes fueron quemadas vivas acusadas de brujas.
Además, Pastora Filigrana (2019; citada en Ríos, 2020)
denuncia que la comunidad gitana del reino de España es la única de Europa que
no preserva la lengua propia, el romanó, debido a los siglos de persecución.
Calvet asegura que la teoría lingüística sustentaba las
acciones colonialistas, así sitúa el análisis de la relación de las lenguas en
el período colonial dentro del ámbito político e ideológico. En consecuencia,
la lengua dominante se convierte en un instrumento de opresión (Araque, 2005).
CONSTRUCCIÓN DE LA RAZA A TRAVÉS DEL LENGUAJE
En 1492 con la expulsión de los judíos y el proceso de
racialización hacia los moriscos en Andalucía, preludio a las políticas de
racialización en América, termina un periodo de intercambio cultural cuyos
máximos exponentes fueron los centros de traducciones (Ríos, 2020).
Susan Arndt (2022) explica que el concepto de ‘raza’ se
propagó para justiciar las prácticas coloniales. Todo se reducía a la idea de
que los blancos eran los únicos capaces de progresar, los únicos con razón y
cultura, señala la autora alemana. Los europeos colonizaran la
naturaleza y colonizaran a las personas que vivían en ella... Así se construyó
un sistema racista, explica Arndt. Después de la II Guerra Mundial, el colonialismo se convirtió en un sistema político que hizo que la gente
percibiera a las personas en función del color de su piel, lo quisieran o
no (Gopalakrishhan, 2022).
La raza, religión y lengua fueron los puntos clave para la
construcción de la alteridad y ‘otrorización’ de los habitantes de Abya Yala
(Ríos, 2020).
Abya Yala significa ‘tierra madura, viva, en florecimiento’.
Los guna, un pueblo originario de Colombia y Panamá, llamaban así al lugar que
habitaban. En la actualidad muchos pueblos indígenas lo prefieren como nombre
oficial del continente, en contraste con el nombre extranjero América, que
proviene del explorador italiano del siglo XVI Américo Vespucio.
Por un lado, se relaciona el lenguaje y la humanidad;
humanidad que dependerá de la utilización de letras y de una particular manera
de vestir. Las poblaciones indígenas carecían de ambos requisitos, por tanto,
se les iguala con bestias. Sin embargo, como explica Veronelli (2015), se debe
entender una distinción entre un ser sin-lenguaje y un ser comunicador simple.
Los indígenas van más allá de repetir sonidos o practicar lo que está inscripto
en su ADN; la comunicación simple que practican revela un grado de conciencia e
incluso de autoconciencia.
Para entender los aspectos lingüísticos de la colonialidad
es fundamental conocer la lógica jerárquica sobre las lenguas que, desde un
profundo etnocentrismo y el concepto imperial de la lengua como símbolo de
dominio político, ponen en marcha los Reyes Católicos (Gopalakrishnan, 2022).
Es significativo cómo el propio Colón en su Diario del Primer Viaje (citado en
Veronelli, 2015) niega el estatus de lenguaje a lo que escucha a los indígenas.
Elio Antonio de Nebrija publicó en 1492 la Gramática de la
lengua castellana ya que, en la época, solo las lenguas con gramáticas eran
portadoras de conocimiento (verdadero). Al mismo tiempo, el castellano se elige
lengua para unificar el imperio español. Esto convierte el estatus de la lengua
en un asunto político. El castellano se dota de un estatus de 'superioridad' frente a las lenguas 'vulgares, bárbaras e indígenas' (Veronelli, 2015).
La colonialidad del lenguaje se refiere a un proceso de
racialización de poblaciones colonizadas en tanto agentes comunicativos (es
decir, en tanto interlocutores posibles) que comienza con la Conquista de
América y que continuaría hasta hoy (Veronelli, 2015: 35). Las poblaciones
colonizadas y esclavizadas son deshumanizadas, y por consiguiente se desprecian
sus lenguajes y maneras sociales de dar sentido, interpretadas como expresiones
de su ‘naturaleza’ inferior.
La dicotomía “modernidad/ colonialidad” muestra cómo la
colonialidad es el lado oscuro, escondido e invisibilizado del capitalismo
global-eurocentrado (Mignolo, 2007: 17; citado en Veronelli, 2015). Se crea un
paradigma que equipara las poblaciones colonizadas como no-humanos o menos que
humanos que inicia un proceso de deshumanización de estas poblaciones.
La colonialidad del lenguaje, como la del poder, queda
reflejada en las políticas lingüísticas (Ríos, 2020). El eslogan de la Real
Academia de la Lengua, creada en 1713: 'Limpia, fija y da esplendor' nos
permite intuir la orientación de sus funciones en el mantenimiento de esa
‘norma lingüística’. Además, identidad nacional se entrecruza con identidad lingüística
ya que el Instituto Cervantes, entre otras funciones, lleva a cabo los exámenes
del nivel de español A2; requisito lingüístico indispensable para la obtención
de la nacionalidad, (Ríos, 2020).
De acuerdo con el Principio de Cooperación propuesto por
Paul Grice (1913 – 1988), sin voluntad de entenderse es imposible una
comunicación eficaz. Colón no ve a los habitantes de Abya Yala como
interlocutores sino como esclavos (Veronelli, 2015). Al describir los
colonizadores a los colonizados como seres no humanos o menos que humanos, se
convierten en seres sin capacidad de establecer una comunicación dialógica
racional, es decir, sin un lenguaje 'real' (Veronelli, 2015).
EJEMPLOS DE RACISMO EN EL LENGUAJE ESPAÑOL
En castellano existen numerosas expresiones coloquiales y
habituales que son racistas:
- “Te han engañado como a un chino”;
- “Parecemos indios hablando así”;
- “Pareces un gitano así vestido”;
- “No hay moros en la costa”;
- “Es un trabajo de chinos”;
- “Voy al moro”, “voy al paki” o “voy al chino”.
Es especialmente significativo el caso del lenguaje
utilizado para referirse a la población de piel negra. Un estudio de 1969 sobre
la lengua inglesa que comparaba los sinónimos de white (“blanco”) y black
(“negro”) que aparecen en un diccionario de sinónimos llegó a la conclusión de
que whiteness (‘blancura’) tiene 134 sinónimos, de los cuales 44 tienen una
connotación favorable y sólo 10 tienen un matiz ligeramente negativo. Sin
embargo, en relación con la palabra blackness (‘negrura’), que tiene 120
sinónimos, 60 son claramente desfavorables y ninguno de ellos es ni siquiera
ligeramente positivo (Swartch Lorenzo, 2014). De igual modo, en el castellano
hay multitud de expresiones que relacionan el negro con algo malo, por ejemplo:
“tener la negra”, “me tienes negra”, “mercado negro”, “dinero negro”, “gato
negro”, “mano negra”, “oveja negra” y, entre otras, “magia negra”, malvada.
En 2013, se crea el Portal de la Educación Intercultural que
impulsó la campaña “Borremos el racismo del lenguaje”, una petición formal para
la Real Académica Española cuyo objetivo era eliminar la expresión ‘trabajar
como un negro’ del diccionario. ‘Negro’ siempre aparece asociado a
connotaciones negativas en el diccionario de la RAE, por ejemplo, significados
como “muy sucio”, “infeliz, infausto y desventurado” o “muy enfadado o
irritado” (García, 2020).
Swartch Lorenzo (2014) apunta otras expresiones como ‘negro
literario’ para designar un trabajo cuya autoría no se conoce. En comparación
con los angloparlantes que optan por el término ghost-writer (‘escritor
fantasma’). Esta asociación proviene de la relación de la expresión ‘trabaja
como un negro’ con ‘como un esclavo’.
Barraycoa (2001) ejemplificaba la correlación política que
arrastra un problema racial tomando como ejemplo Estados Unidos. Al principio
el término para referirse a las personas negras era ‘gente de color’, que fue
sustituido por ‘negroes’. Pronto ese término fue utilizado de forma despectiva
y se propuso ‘blacks’. De nuevo, fue tomado despectivamente y se propuso
‘personas de color’. Por último, hoy, la denominación más correcta es ‘afroamericanos’.
Esta calificación fue popularizada por la autora Toni
Morrison (1931 – 2019) ya que esta expresión proporciona referencias
etno-históricas positivas, evocando al orgullo del origen africano de sus
antepasados. Asimismo, se proponen las expresiones “cubanoamericano”,
“latinoamericano”, “mexicanoamericano” … Sin embargo, de acuerdo con Swartch
Lorenzo (2014) esta aplicación solo se puede encontrar en el contexto
norteamericano.
La expresión ‘gente de color’ no especifica los componentes
de la identidad y de hecho puede combinar muchas formas de violencia dentro de
un alcance general. Por ejemplo, mis experiencias como una mujer negra de piel
clara no es lo mismo que una persona de color blanca que no es negra (Shackelford,
A., 2022).
Por otro lado, ‘n*igga’, deriva de ‘nigger’, fue una palabra
utilizada en Estados Unidos por los blancos para referirse a las personas
esclavizadas durante el siglo XIX. “Era un insulto racial que pretendía
deshumanizar a los esclavos y estereotiparlos como ignorantes, sucios, vagos,
asesinos…etc.” (García, 2022). En el documental The N Word (2004) muchos
actores/actrices y artistas afroamericanos, como el actor Samuel L. Jackson,
cuentan que eran señalados/as o perseguidos/as después del colegio por otros
niños y niñas que les repetían esta palabra utilizándola como un arma verbal
contra ellos/as. La cultura del hip-hop de los años 90, que incluye la palabra
de manera frecuente en sus canciones, conlleva un nuevo debate que el uso que
las personas blancas, que no han sido oprimidas por ella, hacen de ella borra
todo su poso histórico (García, 2022).
No obstante, García (2022) asegura que prohibir la palabra
no es la solución que invisibilizaría la opresión sufrida durante siglos.
Propone la necesidad de educar y no olvidar de dónde viene y por qué varias
personas defienden que no se debe utilizar en cualquier contexto.
Arndt (2022) afirma “las prohibiciones lingüísticas no nos
sirven porque, aunque no se digan las expresiones, la gente no reflexiona, ni
cambia las imágenes interiorizadas. No conducen a un cambio en las estructuras
de poder". Shackelford (2022) niega que los esfuerzos de “inclusión”
aborden la base del problema. Asimismo, Hall (2015) piensa que no debemos
equivocarnos y creer “que las cosas se desvanecen nada más con etiquetarlas”.
El “nominalismo” extremo como la creencia de que basta con llamar las cosas de
una manera diferente para que estas dejen de existir.
SUPUESTAS PALABRAS “ANTIRRACISTAS”
En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre el
poder discriminatorio del lenguaje y han surgido palabras “antirracistas”, sin
embargo, esas palabras “se utilizan como herramientas reductoras de daños para
mantener el poder y al mismo tiempo elevar nuestra práctica cultural y política
de silenciar, apagar y mantener en secreto la violencia nombrada en torno al
racismo” (Shackelford, 2022). Algunas de las palabras sobre las que la
escritora incita a reflexionar son ‘diversidad’, ‘igualdad’, ‘privilegio
blanco’, ‘minorías’ y ‘caridad’.
El término ‘diversidad’ no garantiza un verdadero cambio e
invisibiliza la violencia dentro de las instituciones. La interseccionalidad
que implican las identidades de las personas exige una superación de los
sistemas de poder opresivos ligados al capitalismo supremacista blanco. El
simple hecho de ser autoconsciente o expresar el beneficio de ser blanco no es
suficiente, el impacto proviene de utilizar ese privilegio para reconocer a
quien sufre, muere y permanece silenciado por ese mismo privilegio. El concepto
de ‘minorías’ conlleva rebajar a los colectivos que no son definidos en
sociedad como “normales”, además evoca a las injusticias históricas y
sistemáticas que estas personas han sufrido (Shackelford, 2022).
Del mismo modo, George Orwell señalaba en su libro La
política y el lenguaje inglés (1946) la capacidad de la clase dirigente inglesa
para, a través del lenguaje, transformar la impresión de la realidad, sin
variar la misma (Barraycoa, 2001).