1. INTRODUCCIÓN
El Mar de China Oriental, en chino
Donghai 东海
(literalmente “Mar del Este”), abarca una superficie de unos 752 mil km2,
desde el Estrecho de Taiwán hasta la península coreana. Es decir, rodeado y
delimitado por China, Japón y Corea (Lalinde, 2017). En dicho mar hay enormes
recursos energéticos y pesqueros, así como es el nexo entre el archipiélago
nipón y el Mar de China Meridional que lo une con Europa, Oriente Medio y
África.
El espacio estratégico de Asia del
Este no es homogéneo; tampoco es un espacio aislado, ya que se ve afectado por
los escenarios limítrofes de riesgo como Asia Central y Oriente Medio, donde
existen múltiples conflictos, y Asia Meridional, donde persiste la tensión
entre Pakistán y la India. En Asia Oriental continúa una competición regional
entre China, la Federación Rusa y Japón por la jerarquía regional y global,
además de disputas interestatales, por ejemplo, entre China y Taiwán (Arteaga,
2009).
Este escenario, en el que vive el
24% de la población mundial y genera el 21% del PIB global, se mantiene en
tensión constante, enfatizado por la ausencia de estructuras permanentes de
cooperación, salvo las organizadas ad hoc para la desnuclearización de
Corea del Norte, las conversaciones entre China, Estados Unidos, Rusia, Corea
del Norte, Corea del Sur y Japón o las cumbres periódicas tripartitas entre
China, Cora del Sur y Japón. Esta falta de instituciones que velen por la
seguridad colectiva hace que los avances sean lentos y aislados, caso por caso.
La falta de confianza y la abundancia de prejuicios, agravios y
reivindicaciones históricas dificulta la cooperación regional (Arteaga, 2009).
El caso de Japón y China, sin
embargo, comparte varios factores de tensión. De acuerdo con Kim (2012) los
enfrentamientos de estos dos países en el Mar de China Oriental son lo que se
llama “disputas mixtas” ya que las disputas se interrelacionan: la delimitación
marítima, la propiedad de las islas, la explotación de los recursos energéticos
y pesqueros…
Desde los años 90, se preveía un
posible enfrentamiento entre Japón y China por la hegemonía sobre Asia. El
desarrollo de ambas economías las ha convertido de complementarias en
competitivas con niveles de producción y consumo muy similares (Endara, 2012).
Además, de la competitividad económica, les enfrenta una enemistad histórica y
una división ideológica.
Los conflictos territoriales
marítimos en la periferia china se han convertido en la última década en una de
las principales fuentes de inestabilidad en Asia oriental (Delage, 2018: 25). La historia ha
dejado numerosas reclamaciones territoriales sin resolver en distintos espacios
marítimos de Asia. Disputas que complican las relaciones entre Estados, pero
que no plantean un riesgo de enfrentamiento armado (Delage, 2018).
Las disputas entre Japón y China en
el mar de la China Oriental giran en torno a la soberanía de las islas Diaoyu/
Senkaku y la delimitación de la frontera marítima. Controversias que, para
muchos, están interconectadas (Drifte,
2008).
2.
ISLAS SENKAKU/ DIAOYU
Las islas Senkaku (尖閣 en
japonés) / Diaoyu (钓鱼en chino mandarín) son un conjunto de grupo de 5 islas
y 3 formaciones rocosas adyacentes al archipiélago de las Ryukyus deshabitadas
que comprenden una superficie de 6,3 km2 . Están ubicadas al extremo
occidental de Japón en el borde de la plataforma continental asiática en el mar
de la China Oriental, a 200 kilómetros del noreste de Taiwán y a 300 kilómetros
de la isla japonesa de Okinawa (Endara, 2012).
Imagen 1: Mapa del mar de China
Oriental
2.1.
Antecedentes históricos
Los primeros registros de las islas
datan de 1531 cuando viajeros chinos, en nombre de la dinastía Ming,
registraron esas islas como puntos referenciales de ruta de navegación. En
1700, un mapa japonés las dibuja como parte del territorio de China. En 1879,
cuando Japón se anexionó el reino de Ryukyu como consecuencia de su política
expansionista, el país nipón tomó posesión de Taiwán y sus islas adyacentes
entre las que se incluyeron las islas Diaoyu. En 1896, se las entrega a uno de
sus súbditos, el industrial Tatsushiro Koga, para que desarrolle la industria
pesquera de la región. En 1951, mediante el Tratado de San Francisco, las islas
japonesas Nansei pasaron a ser administradas por Estados Unidos. En 1953, por
un hecho arbitrario estadounidense, se amplió la zona de administración
norteamericana a las islas Senkaku. En 1971, con la suscripción del Acuerdo de
Reversión de Okinawa, se devuelven las islas Nansei y las islas Senkaku a Japón.
Ese mismo año, la República China-Taiwán ratifica la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar de 1958 y reclama las islas como parte de su
territorio. Igualmente, la República Popular China presenta oficialmente su
reclamo sobre las islas (Endara, 2012).
Un Comité de Coordinación de la
Prospección Conjunta de Recursos Minerales en Áreas Marinas de Asia (CCOP en
inglés), bajo una Comisión de las Naciones Unidas, realizó un estudio geofísico
en 1968 que determinó, en mayo de 1969, que la zona podría ser extremadamente
rica en reservas de petróleo (Drifte, 2008). De acuerdo con la Administración
de Información Energética de los Estados Unidos, la reserva de petróleo podría
alcanzar los 100 mil millones de barriles (Endara, 2012).
En 1978, Japón y China firman un
Tratado de paz y amistad motivado por la amenaza de la Unión Soviética, el
atractivo del mercado chino para Japón y el deseo chino de atraer inversiones y
tecnología japonesas para su modernización económica (Delage, 2018).
El primer acontecimiento que
revuelve esta relación se produjo en 2003 cuando Japón detectó un buque chino,
que se intensificó con las incursiones de un submarino chino cerca de las islas
en 2004. Las relaciones entre los dos países quedaron suspendidas hasta que el
primer ministro japonés Junichiro Koizumi abandonó el gobierno en 2006 (Delage,
2018).
Tras un acuerdo entre Abe y Hu en
octubre de 2006, los líderes llegaron a un acuerdo para “hacer del mar de China
Oriental un mar de paz, cooperación y amistad” y pusieron una fecha límite en
otoño de 2007 para entregar un plan de desarrollo conjunto. El 18 de junio de
2008, se anunció un acuerdo de cooperación. Sin embargo, este acuerdo no añade
ningún progreso considerable a la delimitación de la frontera marítima en el
Mar de la China Oriental y es solo un acuerdo en principios ya que para que la
segunda y tercera parte sean efectivas exige de unas negociaciones más
difíciles (Drifte, 2008). Asimismo, no está clara la naturaleza legal y
vinculante del contenido del consenso (Kim, 2012).
El 7 de septiembre de 2010 tuvo
lugar el evento más peligroso. Un barco de pesca chino fue descubierto en aguas
territoriales japonesas cerca de las islas. Su capitán rechazó la inspección
solicitada y, al intentar huir, colisionó contra dos buques patrulla de los
guardacostas japoneses. Su detención ocasionó una crisis diplomática. En
diversas ciudades chinas hubo protestas antijaponesas (Delage, 2018). El
gobierno japonés decidió tratar el asunto de acuerdo con su ley doméstica y
procesar al capitán chino por el crimen de obstruir la labor de la guardia
costera japonesa. El ministro de Asuntos Exteriores chino llamó al embajador
japonés y exigió la libertad para el capitán y su tripulación. China detuvo a 4
ciudadanos japoneses por haber entrado en área militar restringida cuando
fueron enviados por Japón para recuperar armas químicas de la armada imperial
japonesa de la segunda guerra mundial. El gobierno chino suspendió las
negociaciones sobre el Mar de la China Oriental. Además, el New York Times reportó
la reducción de las exportaciones chinas de materias primas a Japón; Japón
depende en un 82% de las materias primas chinas. Japón entregó al capitán y su
tripulación a las autoridades chinas. La portavoz china del ministerio de
Asuntos Exteriores pidió compensación y una disculpa a Japón. El primer
ministro de Japón rechazó esa petición y el secretario jefe de Gabinete sugirió
que era China quien debía compensar a Japón. China liberó a los ciudadanos
japoneses arrestados (Smith, 2012).
En 2012, la situación volvió a
empeorar cuando el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, declaró su intención
de comprar tres de las islas Senkaku, propiedad de una familia japonesa en el
momento. Para evitar mayores problemas, el gobierno decidió nacionalizar las
islas; pero esto no provocó el efecto deseado ya que se repitieron
manifestaciones antijaponesas en China, se boicotearon productos japoneses y se
desplegaron patrullas navales y aéreas chinas. En 2013, una fragata china
apuntó contra un destructor japonés y China declaró una Zona de Identificación
Aérea que cubre el espacio aéreo sobre las islas Diaoyu (Delage, 2018).
2.2.
Posición de la República Popular de China
Una de los principales cambios que
ha fomentado el desarrollo económico de China ha sido su apertura al exterior. Desde
inicios de los años 90, los líderes chinos han cultivado dos fuentes de
legitimidad para reforzar su popularidad. El problema es que estas líneas de
actuación son algo contradictorias. Por un lado, el desarrollo económico de
China depende de un orden internacional pacífico. Por otro lado, un creciente
nacionalismo social (Rodríguez, 2016).
Las acciones chinas en el Mar de
China Oriental y en el Mar de China Meridional desde 2009-2010 reflejan un giro
estratégico que responde a 3 factores interrelacionados (Delage, 2018):
Ø
Factores
de carácter históricos. La convicción de que los espacios marítimos que reclama
le pertenecen y que ejercer su dominio sobre ellos supondrá la superación del
“siglo de humillación” que sufrió a manos de Occidente y Japón;
Ø
Factores
económicos. Estos mares son fundamentales para su desarrollo económico ya que
tiene una gran dependencia exterior de recursos energéticos, además de que el
60% de sus compras las recibe por vía marítima desde Oriente Próximo y África;
Ø
Factores
estratégicos. Además del interés por mantener las líneas de comunicación
marítimas, necesita proteger su territorio y mitigar su vulnerabilidad frente a
Estados Unidos y aliados.
Una de las estrategias más
importantes de la acción exterior de la República Popular de China es la que se
conoce como “doctrina de la cadena de islas”. Las islas Senkaku/ Diaoyu forman
parte de la primera cadena.
China se vale de argumentos
históricos y jurídicos para reclamar su soberanía sobre las islas Senkaku/
Diaoyu
(Endara,
2012):
ü
Los
viajeros chinos fueron los primeros en descubrir y nombrar las islas;
ü
Las
islas fueron utilizadas por pescadores chinos a lo largo de la historia;
ü
En
el inicio de la dinastía Ming (1368 – 1644) fueron incluidas en la jurisdicción
naval de China;
ü
Son
territorios adyacentes de Taiwán, que consideran que les pertenece;
ü
La
depresión de Okinawa las separa de las islas de Rkukyu, así como la corriente
marina de Kuroshio las hace de difícil acceso para las embarcaciones
provenientes de Japón;
ü
Ningún
documento histórico japoneses ha afirmado la soberanía japonesa sobre esas
islas;
ü
Los
mapas de las grandes potencias occidentales del siglo XIX asimilaban las islas
al territorio chino;
ü
Al
haberse anexionado Japón las islas durante la guerra de 1894-95, estas le deben
ser devueltas de conformidad con la Declaración de El Cairo de 1943 que despojó
de los territorios que ocupó durante el conflicto. Además, en 1945, cuando
Japón aceptó la Declaración de Potsdam aceptó: Los términos de la
Declaración de El Cairo serán respetados y la soberanía japonesa se limitará a
las islas de Honshu, Hokkaido, Kyushu, Shikoku y las islas menores que se
determinen (Delage, 2018: 30).
2.3.
Posición de Japón
Japón ha mantenido la posesión de
las islas desde 1895 y las administra como parte de las islas Nansei Shoto que
constituyen territorio japonés y están bajo control legítimo del Gobierno
(Endara, 2012).
Japón afirma que las islas eran terra
nullies cuando fueron ocupadas en 1895. Además, afirma que no están sujetas
a la Declaración de El Cairo porque el Tratado de Shimonoseki, que puso fin a
la guerra sino-japonesa en 1895, no las menciona específicamente (Delage,
2018).
Japón acusa a China de tener
interés por las islas solo a partir de que se descubren recursos de petróleo y
gas en la zona (Endara, 2012).
Japón no reconoce oficialmente
ningún conflicto de soberanía territorial en torno a estas islas. Asegura que
varios documentos chinos han reconocido la soberanía de Japón sobre las islas
(Endara, 2012):
- Se describen las “Islas Senkaku”
como parte del Distrito Yaeyama, Prefectura de Okinawa, Imperio del Japón en
una carta de agradecimiento fechada en 1920, enviada por el Cónsul de la
República Popular China en Nagasaki;
- artículo del Diario del Pueblo,
fechado 8 de enero de 1953, realizaba una aclaración mediante la cual informaba
que las islas Ryukyu consisten en 7 grupos de islas, en las cuales se incluyen
a las islas Senkaku / Diaoyu;
- el Nuevo Atlas de la República
de China, publicado en China en 1933 como el Atlas Mundial en 1960,
presenta a las islas Senkaku / Diaoyu como parte del territorio del Japón.
2.4.
Disputa territorial
De acuerdo con Dimitrijevic (2011) las
diferencias entre China y Japón por el mar de China Oriental radican
principalmente en 3:
1.
Sobre
el reclamo de la plataforma continental, China se basa en el criterio de la
prolongación natural mientras que Japón defiende el criterio de la línea
equidistante.
2.
Sobre
el principio de delimitación, Japón prefiere la línea mediana mientras que
China defiende el principio equitativo. China defiende que las islas son
pequeñas y deshabitadas, por lo que no pueden formar una zona económica
exclusiva. Japón defiende que las islas pueden generar zonas marítimas y ser
reclamadas como zonas económicas exclusivas (Kim, 2012). El problema de
delimitación es más complejo aún si añadimos los reclamos de Corea del Sur
(Drifte, 2008).
3.
En
cuanto a la cuestión de si los 2 Estados pertenecen a la misma plataforma
continental, China supone que, desde el punto de vista geográfico, topográfico,
geomorfológico y geológico, la depresión de Okinawa lo separa del Ryukyu
japonés. Japón afirma que la plataforma continental de 200 millas naúticas no
se ve afectado por esto.
Mientras ambas partes no se pongan
de acuerdo sobre una frontera, para China el área en disputa se encuentra entre
la línea mediana propuesta por Japón y el canal de Okinawa y para Japón es el
área superpuesta de la zona económica exclusiva de 200 millas náuticas
(Dimitrijevic, 2011).
3.
CONCLUSIONES
La interdependencia económica entre
China y Japón casi se triplicó entre 1997 y 2006, esto era un incentivo para
evitar conflictos. El consenso logrado en 2008 es un gran logro, pero presenta
numerosos desafíos por delante (Kim, 2012). Sin embargo, los últimos
acontecimientos en 2010 en torno a las islas Senkaku/ Diaoyu han empeorado sus
relaciones. Ninguno de los países está dispuesto a renunciar a sus aspiraciones
en las islas. Además, el rearme naval chino ha motivado a otros países de la
zona a hacer lo mismo, entre ellos Japón y Corea del Sur.
China promueve relaciones con los
países que le rodean con el objetivo de alejarles de Estados Unidos. Preside la
Conferencia sobre Interacción y Construcción de medidas de confianza en Asia
(CICA), con el objetivo de construir en Asia una arquitectura de seguridad
asiática, dirigida por asiáticos (Blanco, 2014: 5). Esta Conferencia
cuenta con 20 países miembros de Asia Oriental, Asia Central, el Sureste
Asiático, Asia del Sur y Oriente Medio. Para entender la actuación de China es
importante tener en cuenta el ascenso pacífico y su adherencia a los cinco
principios de coexistencia pacífica y el principio de no interferencia (Blanco,
2014).
En cuanto a la acción exterior de
Japón, no debemos olvidar que el país nipón sigue sujeto a la limitación de
utilizar la fuerza militar de forma ofensiva impuesta con el final de la
Segunda Guerra Mundial. Aunque han ido creando hechos consumados en el borde de
la legalidad y el apoyo social, la normalización del uso militar para su acción
exterior parece que todavía está lejos.
A pesar de la retórica sobre la
amenaza china, a Pekín le interesa un entorno estable que no afecte al
crecimiento económico del país.
4.
REFERENCIAS
Arteaga,
F. (2009). El rol de Japón en la seguridad de Asia Oriental. Anuario
Asia-Pacífico. Disponible en: http://www.anuarioasiapacifico.es/pdf/2008/politica5.pdf [Consultado el 19 de julio de
2022]
Blanco
Torres, C. (2014). Las relaciones de China en Asia Oriental y su definición en
el contexto internacional, motores de cambios globales. Documento de opinión
IEEE.es, nº104. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2014/DIEEEO104-2014_China_en_asia_Oriental_CarlosBlanco.pdf
[Consultado el 19 de julio de 2022]
Delage
Carretero, F. (2018). Disputas marítimas en Asia Oriental: la expansión
estratégica de la República Popular China. Mares violentos, pp. 23 – 48.
Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/Fernando-Delage/publication/320628719_Disputas_maritimas_en_Asia_oriental_La_expansion_estrategica_de_la_Republica_Popular_China/links/5aca4e224585151e80a91b01/Disputas-maritimas-en-Asia-oriental-La-expansion-estrategica-de-la-Republica-Popular-China.pdf [Consultado el 20 de julio de
2022]
Dimitrijevic,
D. (2011). International Law Regulation of Territorial Dispute in the East
China Sea Between Japan and China. The Review of International Affairs,
vol. 62, nº 1144, pp. 68 – 77. Disponible en: http://repozitorijum.diplomacy.bg.ac.rs/500/1/RIA-1144_2011-70-79.pdf [Consultado el 20 de julio de
2022]
Drifte, R.
(2008). From ‘Sea of Confrontation’ to ‘Sea of Peace, Cooperation and
Friendship’? – Japan facing China in the East China Sea. Japan Aktuell,
nº 3, pp. 27 – 51. Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/Reinhard-Drifte/publication/227439415_From_'Sea_of_Confrontation'_to_'Sea_of_Peace_Cooperation_and_Friendship'_-_Japan_Facing_China_in_the_East_China_Sea/links/57a6eafc08aefe6167b77f7d/From-Sea-of-Confrontation-to-Sea-of-Peace-Cooperation-and-Friendship-Japan-Facing-China-in-the-East-China-Sea.pdf [Consultado el 20 de julio de
2022]
Endara
Muñoz, G. (2012). Disputa territorial entre la República Popular China y Japón:
Las Islas Senkaku o Diaoyu. Disponible en: https://mail.afese.com/img/revistas/revista59/chinajapon.pdf [Consultado el 19 de julio de
2022]
Jianjun,
G. (2009). A Note on the 2008 Cooperation Consensus Between China and Japan in
the East China Sea. Ocean Development & International Law, 40, nº3,
pp. 291 – 303. Disponible en: https://heinonline.org/hol-cgi-bin/get_pdf.cgi?handle=hein.journals/ocdev40§ion=24&casa_token=fakRpY_fKRgAAAAA:H-
A_rjVeptcBc54v19ZXXoqtakLlMpcRqjWgQRjUlBVUgO9bpLLeztJVRhkXnjIFOR3WD27m [Consultado el 19 de julio de
2022]
Kim, S. K.
(2012). China and Japan Maritime Disputes in the East China Sea: A Note on
Recent Developments. Ocean Development and International Law, 43, nº3,
pp. 296 – 308. Disponible en: https://heinonline.org/HOL/Page?handle=hein.journals/ocdev43&div=23&g_sent=1&casa_token=kkR4ukRffuQAAAAA:L6hnDd2YKD30yEsn8DYUWvm8JfXA8hOxvLbdr07GM2RDpcq_g9GheKw0Q9A3JytH9IfWfDSA&collection=journals [Consultado el 19 de julio de
2022]
Lalinde,
L.M. (2017). China y la importancia geopolítica de dominar el mar circundante. VIII
Simposio electrónico internacional sobre política china. Disponible en: https://politica-china.org/wp-content/plugins/download-attachments/includes/download.php?id=1061 [Consultado el 19 de julio de
2022]
Rodríguez,
M.E. (2016). La evolución de la política exterior china. Revista
Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales,
vol. 18, nº 35, pp. 301 – 318. Disponible en: https://revistascientificas.us.es/index.php/araucaria/article/view/2677/2250
[Consultado el 19 de julio de 2022]
Smith,
S.A. (2012). Japan and the East China Sea Dispute. Orbis, vol. 56, nº3,
pp. 370 – 390. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0030438712000324 [Consultado el 20 de julio de
2022]